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The Arts are an Essential Service | Juan Gudiño

Esta artículo está disponible en español a continuación.


By Juan Gudiño

The growing COVID-19 pandemic has affected everyone’s lives. These are moments of uncertainty, of multiple challenges and, for many, moments of great economic instability. This is unquestionably true for artists who, for the most part, are dependent on interacting with their audiences to earn their livelihood. In the case of Puerto Rico, our situation is further aggravated. Artists and artistic organizations were already impacted by Hurricanes Irma and María, the diminishing allocation of government funds to the arts and culture sector, and by various bureaucratic eligibility barriers that still persist.

Given this adversity, and recognizing the power of the arts to connect people during difficult times, the Flamboyan Arts Fund and the Andrew W. Mellon Foundation created an Emergency Relief Fund to support both non-profit art organizations and individual artists during the recent state of emergency.

Making the decision to help the arts sector was easy for us. Still, because of the emergency situation, we knew that we had to do things differently for artists. So, we decided to make the eligibility criteria and application process simpler and more flexible for our potential grantees, giving beneficiaries more freedom to determine the best use for the grant funds.

In these times of crisis, in the privacy and safety of our own homes, we have all turned to the arts as a source of entertainment, revitalization, comfort, and even as an educational resource. Some say that necessity pushes us to create, and this pandemic has spurred us to reimagine new ways in which artists and communities can interact with each other. For this reason, I can say that shifting our perspective – and therefore our grant application requirements – ensures that throughout these difficult times, artists can bring the beauty of their work to the homes of all Puerto Ricans and in many cases, beyond our territorial borders. Today this $1 million fund has provided assistance to 89 artistic organizations and 450 individual artists.

While we are proud of this fund, our efforts pale in comparison to the need that this sector has faced for decades. A next step to change this reality in Puerto Rico – as has been implemented in various countries – would be recognizing the arts and their importance at the governmental and policy level, not only for helping to generate a national cultural identity, but also for their valuable contribution to our economy.

No matter what emergencies we may experience – hurricanes, earthquakes, government crises, economic precariousness, even pandemics – the arts and cultural sector is always present, ready to respond quickly and generously in the face of adversity. Even in moments of forced confinement, mass unemployment, inequities, physical distancing, closure of public places and private venues, creativity has not been quarantined. Artistic productions have not been paralyzed. Artists and cultural organizations have continued to provide their services through various forms, showing solidarity with everyone. And, as always, they will not stop providing that individual and collective healing and life-saving wellness that makes them an essential service.

Juan Gudiño is Director, Flamboyan Arts Fund at Flamboyan Foundation.


Las artes son un servicio esencial | Juan Gudiño

Por Juan Gudiño

La creciente pandemia del COVID-19 ha afectado las vidas de todos. Son momentos de incertidumbre, de múltiples desafíos y, para muchos, son momentos de gran precariedad económica.  Esto es principalmente cierto para los artistas quienes, en su mayoría, dependen de la interacción con su público para su sustento. En el caso de Puerto Rico, la situación se agrava debido a que nuestros artistas y organizaciones artísticas también se vieron seriamente afectados por los huracanes Irma y María, por la menguante asignación de fondos del gobierno a los renglones de arte y cultura y por las diversas barreras burocráticas de elegibilidad que todavía persisten.

Conscientes de este impacto adverso y reconociendo que las artes tienen la capacidad única de conectar a las personas durante los momentos más difíciles, el equipo de trabajo del Fondo Flamboyán para las Artes se dio a la tarea de crear, junto a la Andrew W. Mellon Foundation, el Fondo de Apoyo Cultural para apoyar tanto a organizaciones artísticas sin fines de lucro como a artistas individuales durante la emergencia. Fue muy fácil para nosotros tomar la decisión de ayudar.  Pero sabíamos que debíamos hacer las cosas de manera diferente porque la situación apremiaba.  De modo que determinamos que esta nueva convocatoria de apoyo debía flexibilizar los procesos y criterios de elegibilidad y permitir mayor libertad para que los beneficiarios determinaran cuál sería el mejor uso para los fondos que se otorgarían.  Así lo hicimos.

En estos tiempos de crisis, y en la intimidad de nuestros propios espacios, todos hemos recurrido a las artes como fuente y herramienta de entretenimiento, de revitalización, de consuelo e incluso como recurso educativo. Dicen que la necesidad nos empuja a crear y esta terrible pandemia nos ha impulsado a reimaginar nuevas maneras en las que artistas y comunidades pueden interactuar entre sí.  Por eso, no me cabe la menor duda de que ha valido la pena el esfuerzo de ayudar a los artistas a atravesar estos tiempos difíciles a la vez que llevamos la belleza de su trabajo a los hogares de todos los puertorriqueños y en muchos casos, más allá de nuestras fronteras territoriales. Hoy podemos decir que con un fondo de un millón de dólares bridamos asistencia a 89 organizaciones artísticas y a 450 artistas individuales.

Sin embargo, esto solo es un esfuerzo mínimo en comparación con la necesidad que por décadas ha enfrentado el sector. Un próximo paso para cambiar esta realidad debe ser -así como se ha implementado en diversos países- que a nivel gubernamental y de política pública en Puerto Rico se reconozcan las artes y su importancia, no tan solo por sus aportaciones al generar una identidad cultural nacional, sino por su igualmente valiosa aportación a la economía de nuestro país.

No importa la emergencia que se avecine -huracanes, terremotos, crisis gubernamentales, precariedad económica y hasta pandemias- el sector artístico y cultural siempre está presente respondiendo de forma inmediata y desprendida ante cualquier adversidad. Aún en momentos de encierros forzosos, desempleo masivo, inequidades, distanciamiento físico, cierre de lugares públicos y “venues” privados, la creatividad no ha entrado en cuarentena, la producción artística no se ha visto paralizada. Tanto artistas como organizaciones culturales han continuado brindando sus servicios a través de varios medios, mostrando su solidaridad con todos y todas. Y, como siempre, no pararán de brindar ese bienestar individual y colectivo, sanador y que salva vidas que las convierten en un servicio esencial.

Juan Gudiño es director del Fondo Flamboyán para las Artes.